Como en muchos momentos y en
muchos lugares, ha sido el centralismo ese sistema de organización estatal
cuyas decisiones de gobierno son únicas y emanan de un mismo centro, sin tener
en cuenta las diferentes culturas o pueblos a quienes afecta, la piedra angular
de fracasos como también derrotas, modo de vida
y esperanzas de cambio. Cambios que han cambiado, valga la redundancia,
tanto la mentalidad venezolana como la concepción de lo que es una política de
gobierno para muchos venezolanos. Políticas que han sido manejadas por
derechistas e izquierdistas, militares (muchos) y pare de contar. Hechos y
personas que han hecho de Venezuela un país distinto a como es en nuestros días y que merecen
estar en la cabeza de cada venezolano, y como lo diría Elías Pino Iturrieta, “describir el presente
y el futuro de un país sometido durante cuatro décadas a un sistema de
centralización sumamente fuerte y arraigado”. Es aquí en este ensayo donde
recopilaré algunos de los detalles más importantes como también los más
trascendentales basándonos en una mirada al centralismo, como también que fue
de la democracia en ese entonces. Cabe agregar que está de más mencionar el
porqué iniciaríamos hablando de Cipriano Castro.
En la llegada de Castro, este
tendría que afrontar un vasto movimiento revolucionario de los viejos
caudillos, aliados a compañías extranjeras lesionadas por la política del
gobierno. Se conoce con el nombre de La Libertadora y reconocen normalmente
como jefe a Matos, el banquero doblado de general. El grupo de los alzados no
puede ser más significativo. Liberales de todas las facciones, guzmancistas,
crepistas, autonomistas y conservadores tradicionales, aparecen en esta fusión.
El caudillisrno, fruto de la guerra federal, de la Revolución de Abril, del
legalismo crespista, está dispuesto a derrotar al intruso que no se apoya en
ninguno de los bandos clásicos y está sustentado en su propia clientela. Los
orientales acuden al mando de Domingo Monagas, Nicolás Rolando y Horacio y
Alejandro Ducharne; los centrales con Hernández Ron, Crespo Torres,Blanco
Fombona y Ortega Martínez; los guayaneses con Zoilo Vidal, «El Caribe»; los
andinos con Juan Pablo y José Manuel Peñalosa; los corianos con Gregorio Riera
y Amábile Solagnie. Y con una gran cantidad de caciques menores que aspiran a
sitio de primer orden en esta nueva guerra.
A Castro lo acompañan Juan
Vicente Gómez, Pedro María Cárdenas, Emilio Fernández, Luis Varela, Jorge
Bello, José María García, José Antonio Dávila, Maximiliano Casanova, Pedro
Linares, Leopoldo Batista, Mariano García, González Pacheco y Régulo Olivares.
La Revolución Libertadora fracasó
después de la sangrienta batalla de La Victoria. Se dispersaron los diversos
caudillos, camino de sus respectivos feudos y allí van a ser fácilmente
vencidos. Marca ella el colapso de los viejos partidos. Fracasó por la ambición
contrapuesta de sus caudillos y abre el camino a la dominación montañesa que,
se proyecta en la vida venezolana por más de treinta años.
En resumen, del afrentoso
atentado al Derecho Internacional que involucró el bloqueo de las grandes
potencias a Venezuela, el resultado para ellas, consistió en que las Comisiones
Mixtas al fin convenidas, redujeron en tremendo por ciento las escandalosas
pretensiones de sus súbditos: de Bs. 21.421.798,oo que sumaban, le fueron
reconocidos en equidad Bs. 16.389.799,oo a alemanes, ingleses, italianos y estadounidenses.
La nota digna, en tan tristes sucesos que preludiaron la avalancha de
violencia y codicia de la primera mitad del siglo XX con sus guerras
mundiales, fue, además de la voluntad de defensa de su territorio y soberanía
a toda costa por el pueblo venezolano, el surgimiento de la «Doctrina Drago»,
erigida por el gran jurista argentino Luis M. Drago, doctrina que en nombre de
la Justicia y del Derecho de los pueblos, condena las agresiones sangrientas y
brutales con pretexto de deudas.
Así terminó aquel desgraciado
suceso. Los inicuos protocolos de Washington y la sentencia del Tribunal de La
Haya, consagraron los derechos de las naciones poderosas y venían a darle
validez a la ya tradicional costumbre de los países europeos de reclamar con
sus cañones las deudas de sus nacionales, desconociendo la soberanía de los
países pequeños. El primario nacionalismo de Castro, agudizado por su
megalomanía, hizo pasar al país por estas horcas caudinas humillantes y puso en
peligro mismo la soberanía nacional. Todavía hay quienes alucinados por la
proclama aplauden la actitud de Castro. Lo hubiera sido si, valorando la exacta
realidad, le hubiera evitado a la nación, mediante una discreta acción
diplomática, las humillaciones posteriores. No quedó curado de ella y al correr
de poco tiempo le veremos de nuevo enfrascado en nuevos conflictos. Sin
embargo, con su actitud tuvo un momento detrás de sí a la nación venezolana,
toda dispuesta a respaldar sus sueños de grandeza, y fue que la agresión
extranjera logró despertar en el pueblo las resonancias que en él sembró la
gesta libertadora.
El gobierno de Castro no tardó en
entrar en conflictos con otros gobiernos extranjeros. Ya para 1908, tiene rotas
virtualmente las relaciones con Estados Unidos, Francia y Holanda. Además, una
ola de desmoralización invade las esferas gobernantes. En noviembre de 1908,
Castro se ve obligado a salir al exterior a tratarse con un especialista y deja
encargado del poder a su compadre, el general Juan Vicente Gómez, hombre de
toda su confianza.
La Rehabilitación. La salida de
Castro provoca una reacción popular, encabezada por el antiguo protegido de
Castro. Sin pena ni gloria termina la Restauración y se inaugura el 19 de
diciembre de 1908 el gobierno que los nuevos cortesanos bautizaron con el
nombre pomposo de rehabilitación nacional.
La reacción contra Castro invadió
a la prensa y a la calle. Del «sobreviviente de la República de Platón», como
lo llamara cortesanamente Andueza Palacio, sólo quedó el «Extremito» grotesco
de Pío Gil.
El 19 de abril de 1910, Gómez es
designado Presidente Constitucional. Durante este período en forma taimada va
consolidando su poder. Ya para fines de 1913, el periodista Arévalo González es
encarcelado por haber lanzado la candidatura presidencial del doctor Félix
Montes, quien tiene que huir. Gómez declara la paz pública perturbada por
Castro, farsa preparada para perpetuarse en el poder; dejando encargado al
doctor Gil Fortoul de la presidencia el 1º de agosto de 1913 hasta el 1º de
agosto de 1914, se declara en campaña. La situación la resumió la opinión
popular en la conocida frase: «se alzó el gobierno». Esto le sirvió de pretexto
para una reforma constitucional que elevó el período constitucional a siete
años y fue nombrado para la etapa 1915-1922. Durante esta etapa estuvo
encargado del Poder Ejecutivo el doctor Márquez Bustillos, y el general Gómez
asumió el comando del ejército.
En 1922, fue nuevamente reelecto
por un Congreso dócil, para el período 1922-29. Durante este período, en los
años 28 y 29, bambolea la férrea estructura dictatorial con el movimiento
estudiantil del 28 y las tentativas armadas de los generales José Rafael
Gabaldón y Román Delgado Chalbaud.
En 1929, el Congreso lo reelige
de nuevo. Ante su negativa y por sugerencia designa al abogado Juan Bautista
Pérez, quien viene a ser el hombre de paja del régimen. En 1931, el Dictador
retorna y Pérez es obligado a renunciar. Gobierna hasta 1935, cuando muere en
su cama, después de haber establecido una de las más largas y despiadadas
autocracias de la historia americana.
Previo a su participación en este
alzamiento, Cipriano Castro estuvo exiliado durante 7 años en Colombia
(1892-1899), desde donde esperaba para asaltar el poder. En este sentido, la
crisis política experimentada por el liberalismo tradicional y el régimen de
Ignacio Andrade, permitió el desarrollo cabal del movimiento revolucionario
castrista. Desde mediados de1898 sus partidarios en Táchira habían iniciado una
gran actividad y se convierten en una célula conspirativa, al observar la
fragilidad del gobierno. Por su parte, Castro intenta entonces formar una
alianza con otro caudillo tachirense exiliado en Colombia, Carlos Rangel
Garbiras, con el objeto de coordinar una insurrección; pero, el fracaso de las
conversaciones sobre el particular lo lleva a la determinación de llevar a cabo
la invasión con sus fuerzas, en las que figuraban personajes tales como Juan
Vicente Gómez, Manuel Antonio Pulido, José María Méndez, Emilio Fernández,
Jorge Bello y Pedro María Cárdenas. Tras muchos esfuerzos Castro logra juntar
un contingente de unas 60 personas que invaden por la frontera colombiana el 23
de mayo de 1899, cruzando el río Táchira,1 acusando al gobierno de Ignacio
Andrade de haber violado la Constitución Nacional de 1893, la cual restauraría
el movimiento castrista.
Con la llegada de Castro al
poder, se enfrenta a los abusos que pretendían imponer el imperialismo europeo.
Como consecuencia de no poder pagar la deuda externa venezolana, los gobiernos
de Inglaterra y Alemania proceden a decretar el bloqueo en 1902.
Esta acción se hizo acompañar de
nuevas reclamaciones por parte de otras potencias europeas: Italia, Francia,
Holanda, Bélgica, España. Sin embargo, el bloqueo no tuvo el efecto esperado
debido a la intervención de Estados Unidos a través de su representante en
Caracas, Hebert Bowen. El 13 de febrero de 1903 se levanta el bloqueo, luego se
convocó a una reunión en Washington con la asistencia de las potencias
agresoras, pero Venezuela no acepta. Esta situación provoca que el problema se
someta al Tribunal de La Haya, el fallo se produce a favor de los países
reclamantes el 22 de febrero de 1904. Esta decisión fue criticada duramente por
el Canciller de Argentina José María Drago, a través de una exposición de
principios que pasó a la historia como “Doctrina Drago”. En la misa se exponía
la necesidad de defender las soberanías nacionales de los países pobres frente
a los poderosos además consideraba ilegal el procedimiento aplicado para cobrar
las deudas contraídas por los países latinoamericanos.
A lo largo de los años 1905 hasta
1910 las notas diplomáticas, las amenazas y el envío de agentes especiales del
Departamento de Estado norteamericano no pudieron modificar la posición
nacionalista de Cipriano Castro, esto hizo que su política creara un
aislamiento internacional en torno a Venezuela a pesar del otorgamiento de
concesiones a compañías extranjeras.
En 1906 se interrumpen las
relaciones internacionales con Colombia por la incursión de ciudadanos
colombianos a territorio nacional.
En 1908 rompe relaciones con
Holanda por el envío de informes desfavorables del gobierno, esto demuestra la
poca coherencia e ignorancia en cuanto a diplomacia se refiere. Sin embargo, al
asumir el poder Juan Vicente Gómez, lo primero que hace en el plano
internacional es invitar a Estados Unidos para que enviara sus barcos a puertos
venezolanos, igual hace con otros países, incluso a finales de 1908 por motivo
del surgimiento de algunos desordenes en el país pide la protección de Estados
Unidos, convirtiéndose éste en protector de Juan Vicente Gómez. Por tal motivo
y otros Gómez desde el principio respeto los Convenios y Tratados
Internacionales firmados no solamente con Norteamérica sino con otros.
Luego hasta 1914 las relaciones
internacionales llevada a cabo por el gobierno fue de respeto a los convenios
ya establecidos, posteriormente con el inicio de la Primera Guerra Mundial,
Venezuela se mantiene en apoyo a las fuerzas aliadas por el suministro de
petróleo a los mismos. El último Pacto Roerich, firmado por Venezuela en
Washington fue el 15 de abril de 1935, materializándose en el Tratado sobre
Protección de instituciones artística, científicas y monumentos históricos; en
esta oportunidad Venezuela estuvo representada por Pedro M. Arcaya.
Pudimos ver entonces algunos de
esos hechos y personajes sumamente trascendentales y que marcaron un hito en la
historia venezolana del siglo XIX. No quise profundizar más ni tampoco alargar
más dicho siglo, pero ha de quedar claro en simples líneas escritas,
académicamente hablando, el calvario de Venezuela y el meollo de muchos asuntos
actuales.